Max Weber, sobre el político y el científico:
Leer a WEBER, a menudo desconcierta por su misma erudición y por aquel estilo innecesariamente laberíntico y pesado (que algunos toman por “profundo”) de profesor alemán de hace cien años. Pero, como se ve, por ejemplo, en la reflexión sobre el político y el científico, de vez en cuando WEBER es capaz de concentrar en unas pocas líneas de gran precisión conceptual el núcleo mismo de lo que le preocupa; y a poca experiencia literaria que tenga, su lector nota que en esas pocas líneas, se juega literalmente el todo por el todo prescindiendo de cualquier ambigüedad.
WEBER no es una lectura para adolescentes; exige una cierta madurez y obliga a prescindir de cualquier ingenuidad política... o moral. El supuesto de que la realidad es compleja y de que todas las teorías que se usen para explicarla pueden resultar ambivalentes no debiera olvidarse nunca a la hora de acercarse a su obra. En todo caso conceptos como poder, ética, convicción, religión y responsabilidad, especialmente en el orden de la metodología de las ciencias sociales y de la teoría política están en la base de la teoría social de los últimos cien años. Caracterizar la religión como inserción de lo extraordinario en la vida ordinaria, proponer esquemas multicausales, elaborar una tipología de los “ethos” de la política, analizar el significado de la responsabilidad, observar los límites del proceso de racionalización... son méritos innegables del pensamiento weberiano y ponen las bases de la sociología contemporánea. Y desde el punto de vista ético parece difícil hacer frente al desafío ecológico y a los cambios en los patrones de valoración moral sin hacer un profundo análisis de lo que hoy significa la responsabilidad.
"La importancia que se concede a las políticas para la ciencia, la tecnología y la innovación es creciente en los países industrializados. El indicador más claro de este fenómeno, más allá de la retórica, es el ritmo de aumento de la inversión en estas actividades durante las últimas décadas.
Muy distinto es el panorama actual de los países latinoamericanos, en donde la política científica, al igual que la política tecnológica y la de innovación, no logran trascender el plano de las intenciones declarativas y acompañan, en realidad, la suerte de otros indicadores que expresan el estancamiento –y aún el retroceso- de la región en su conjunto.También los organismos internacionales se han hecho eco últimamente de la importancia del conocimiento científico y tecnológico.
La revolución de la ciencia y la tecnología -en particular, las tecnologías de la información y comunicación- ha transformado profundamente, no sólo el sistema productivo, sino la estructura social en los países industrializados. Este proceso repercute con fuerza en los países en desarrollo y, por el momento, se traduce en un gran desconcierto con respecto a las políticas que corresponde adoptar.
A la pregunta que titula e inicia la siguiente reflexión sobre el texto de Weber, se puede constestar lo siguiente:
Como consecuencia de esta relación, ciencia-política, aparecen dos fenómenos que afectan a
la ciencia y que Weber describe:
- La responsabilidad de los científicos. Los medios de destrucción se han hecho tan
desmesurados que los sabios se interrogan sobre sus responsabilidades.
BIBLIOGRAFÍA:
- https://mail-attachment.googleusercontent.com/attachment?ui=2&ik=27a5dfd038&view=att&th=1321b555e749ecd7&attid=0.5&disp=inline&realattid=f_gqtsgpv111&safe=1&zw&saduie=AG9B_P85l4esti_ZUQlU94_6X1FI&sadet=1315452745152&sads=uRHK3RE60DBSExTBSqpo0LmFJQw&sadssc=1
- http://www.oei.es/revistactsi/numero1/albornoz.htm
el tiempo lo dirá pero todo indica que los politicos que no sean cientificos solo podran adaptarse a los tiempos que corran bajo el signo del despotismo
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